Persistencia de alteraciones cardíacas luego de miocarditis secundarias a vacunas contra la COVID-19

Desde el inicio de la campaña de vacunación contra la COVID-19 comenzaron alertas sobre el aumento de casos de miocarditis y pericarditis en adolescentes. Aunque inicialmente fueron minimizados, hoy vemos que las tasas de estos eventos son mayores a las esperadas; sin embargo, se asume que si aparecen, son leves y de rápida resolución. En marzo de 2022 se publicó en el Diario Oficial que estas alteraciones cardíacas corresponden a eventos supuestamente atribuibles a las vacunas o inmunizaciones (ESAVI) graves. Llama la atención también, el aumento de muerte súbita en personas jóvenes deportistas a nivel mundial, sin causa aparente.

Queremos mostrar algunas publicaciones que deben llamar la atención de quienes toman decisiones públicas y de los profesionales de la salud que trabajan en urgencias o cuidados intensivos, sobre todo en cuanto al seguimiento de los pacientes que han sufrido una miocarditis post vacunación.

Estudio realizado en Boston Children´s Hospital enero 2022 y publicado en European Journal of Pediatrics

Si bien es un estudio pequeño, demostró la persistencia de hallazgos anormales en las Resonancias Magnéticas Cardíacas (RMC) en la mayoría de los pacientes 3 meses después de presentar miopericarditis posterior a la vacunación con plataformas de ARNm sintético (Pfizer), a pesar, de presentar mejorías de síntomas o buena respuesta al tratamiento propuesto.

Estudio realizado en Seattle Children´s Hospital

Este estudio mostró que 3 meses posterior a una miopericarditis secundaria a la vacunación con plataformas de ARNm sintético (Pfizer), a pesar de presentar una rápida mejoría clínica con una función ventricular sistólica normal, persistió el realce de gadolinio (medio de contraste) en el seguimiento con RMC en la mayoría de los pacientes. La presencia del realce de gadolinio en la fase aguda de la miocarditis indica daño celular y puede representar edema o necrosis. En el caso de persistir en el tiempo en las RMC, representa la formación de fibrosis y cicatriz miocárdica, que se ha demostrado genera riesgo cardíaco a largo plazo.

Estudio observacional del CDC publicado en The Lancet, septiembre de 2022

Este estudio en adolescentes entre 12 y 22 años, evidenció que cerca del 32% de los que sufrieron una miocarditis posterior a la vacuna de ARNms no se recuperaron en los siguientes 3 meses, por lo tanto no fueron autorizados a realizar ejercicio físico habitual. Además, durante los 3 meses de seguimiento, el 23% mantuvo alteraciones en el Electrocardiograma, un 10% alteraciones en el test de esfuerzo, 10% alteraciones en el ritmo cardíaco, un 9% alteraciones en los niveles de troponina, y un 6% alteraciones en la Ecotomografía cardíaca. Incluso el 1% de ellos mantuvo el mismo estado cardíaco del inicio. Finalmente, el 54% de los pacientes a los que se les hizo seguimiento, tuvieron anormalidades en las RMC.

Si los menores de edad representan el grupo con menos riesgo de desarrollar COVID-19 grave

¿Será necesario seguir exponiéndolos a estos peligros?

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